Hacía frío. Un sábado invernal a primeros de diciembre. Últimamente atípico, como lo es ver a 20 personas acudir a una charla sobre historia, en cualquier lugar.
Llovía y hace frío, pero a las 18 h estaba todo preparado en el local de la Plaza de Abanillas para la segunda charla de Alfonso sobre el pueblo de los Cabreaos, en el tiempo.
Caldeaban las estufas, el buen ánimo, y las ganas de escuchar la voz grave (y tomada) y el tono sarcástico en su justa medida; ese que habla más por lo que calla que por lo que dice.
Un breve resumen de la cita anterior, primero, y una charla estructurada y amena, después, un crescendo, a medida de que, en cada uno de los temas abordados, la Historia se acercaba a los años más reconocibles de Abanillas.
Religión, educación, sanidad (y funeraria de paso)... Un recorrido temático a la vida del pueblo desde la primera (1871, pero antes, hablando de los orígenes de la "ermita"de Nuestra Señora) hasta pasada la II República. Hambre, cacique, injusticias, ilusiones... El día a día de unos "auténticos héroes" que se amanecían a diario para pelear sus vidas.
Fue subiendo la participación y había algo de debate después, tomando un porqué.
Los Cabreaos lo han vuelto a hacer. Todo cuesta, pero llenar una sala con cinco grados en la calle para escuchar hablar de historia, tiene un valor especial. Alfonso es un orador culto y ameno. Su público, interesado y agradecido. Gracias a Cabreaos y Junta vecinal por hacerlo posible. Seguro que hay más.
Salud.